No puede ser que tras una boda de cuentos de hadas nos vengan sin lograr descansar del susto, con que quieren hacer beato a Juan Pablo II. A ver, señores de la iglesia utilizada, a los santos hay que tardar en concederles la virtud de ser santos o beatos, más que nada para darle importancia al hecho de ser beatos. Si antes se tardaban 7 siglos, vale, ahora con internet se puede adelantar el lío, pero como mucho dejar medio siglo entre medias ¿no?
Tener que sacar al sarcófago de Juan Pablo II es casi un pecado, mostrarlo en público otra vez una barbaridad, enseñar su camiseta ensangrentada otra tontada más. Pero volver con lo de beato y sus milagros un acto de mala fe. Quiero decir de fe mala. Si, yo no me lo creo, y eso es lo de menos. Lo malo es que tampoco Juan Pablo II se lo cree.