El próximo domingo 22 todos vamos a elegir a los gestores de nuestros Ayuntamientos y en gran parte de España a los de las Comunidades autónomas.
El flujo de caja que estos gestores van a mover en los próximos 4 años es brutal. De ellos dependerá en gran medida la calidad de vida de nuestras ciudades, barrios o calles. De incluso la asistencia en enseñanza o sanidad, de gran parte de nuestros impuestos y de todas las tasas que paguemos.
Ellas y ellos podrán modificar leyes, organizar urbanismos, modificar transportes, dar o quitar servicios.
Pero casi ninguno de nosotros nos hemos leído el programa de gobierno que nos presentan. No sabríamos explicar las diferencias reales entre lo que prometen unos u otros, los de derechas o los de izquierdas. Por que son además programas con detalles, no son líneas programáticas generales. Afectan a los problemas o soluciones de nuestros lugares más cercanos. Se habla en ellos de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de las leyes que nos afectarán a nosotros y no a los vecinos de comunidad.
Pero no hemos leído los programas por que nos aburren y por que no creemos en ellos.
No queremos incluso acudir a votar. Y eso que hay donde elegir. Pero nos parecen, erróneamente, todos iguales.
Creemos que diciendo que nos importa todo un bledo, nos podemos conformar y con ello mejorar nuestra vida social. Incluso podemos estar seguros de que nuestra vida social nos importa otro bledo.
No hay problema. Si no queremos elegir, otros lo harán por nosotros. Si simplemente acude a votar una persona, será esa persona quien decida por todos nosotros. Y es posible que esa persona no nos guste nada, pero será ella la que a su voto sumará el tuyo.
Si no sabes lo que cada partido ha hecho estos últimos cuatro años por tu barrio o tu ciudad, pregunta, entérate e intenta que no sea a través de los medios de comunicación, que están algo tintados de malas economías.
Si no te gustan los partidos conocidos, elije otros menos conocidos. Si crees que la izquierda lo ha hecho mal vota a la derecha. Si es al revés, cambia el voto. Pero acude a votar, para que nadie vote dos veces, con su voto y con el tuyo, y sin tener que meterlo en la urna.