Se nos agoniza el movimiento 15M, Democracia Real Ya, por culpa precisamente de ellos. Se están dando cuenta de que también se puede ser responsable de los errores propios.
Si en Madrid se disuelven de forma irregular, en otras ciudades se dividen hacia los barrios, o en algunas se radicalizan con la lógica de quien sabe que está acabándose su ímpetu, sin haber conseguido casi nada.
Creo que si algo les ha fallado a los jóvenes en este tiempo, ha sido el carácter anarquista en la búsqueda de líderes, de personas que pudieran tomar el control de las ideas. No es posible, todavía, comandar una revolución sin líderes que organicen, sin líderes que agrupen y ordenen, aunque sea de manera asamblearia. El hombre de momento, todavía no ha encontrado su esperanza basándose en la horizontalidad total. Necesita tener dirigentes, sobre todo para dar la cara, para ser escuchados con más atención, para servir de gerentes, para organizar y ser recibido, para presionar con la ayuda de todos, para utilizar sus herramientas de poder y presión con la capacidad que otorga saber que hay diferentes escalones organizados.
No han sido capaces, en estas semanas de éxito, de encontrar a alguien que gestione las ideas, creyendo que gestionar es burgués y que por ello se perdería la frescura. Da igual el color del gato, si sirve para cazar ratones. Yo creía que se trataba de cambiar el mundo, de conseguir que los poderes actuales se plantearan que lo están haciendo muy mal y que deben cambiar mucho. Para ello lo fundamental es encontrarse enfrente a alguien que produzca respeto, a alguien que con las mismas herramientas demuestre que es capaz de mover a mucha gente. Que escucha, negocia y presiona hasta conseguir.
Lo que da respeto no son las masas enfurecidas, sino los líderes que las gestionan. Acabar con una masa es relativamente sencillo. Terminar con un equipo de líderes que tengan voluntad para gestionar es mucho más complejo, sobre todo si dan la cara y logran ser conocidos.