Tras los actos violentos de algunos indignados jóvenes (y no tan jóvenes, algo que cambia con el movimiento de los acampados en la Puerta del Sol) y muy cabreados contra los políticos en su persona, tanto en Madrid como en Barcelona, han marcado un punto de inflexión de complicado retorno para todos.
En política hay que saber diferenciar el trabajo público de la persona que está detrás de cada decisión, de su vida privada y del respeto que se merecen aunque simplemente sea porque representan a muchos ciudadanos.
Atacar a un alcalde en un paseo con su familia es un error. Atacar a los políticos catalanes que acuden a su Parlamento desde la calle, agrediéndolos, es otro error que todos los que hemos peleado por tener democracia en España debemos censurar con toda la fuerza que podamos. Son políticos porque muchos hemos querido que nos representen. Los políticos son la voz de miles de personas que los han elegido. Cuando se les agrede, se está agrediendo a miles de ciudadanos.
Se pierde la razón cuando se cometen delitos, pero también cuando se pierden las formas y los respetos, las inteligencias sociales, los caminos lógicos. El movimiento del 15M ha caído en la trampa provocada por varios listos (estoy seguro que de muy variado pelaje), que saben que este es el mejor camino para acabar con el movimiento 15M, para transformarlo en una idea violenta, que es donde mejor se la puede combatir.
No hay que confundir la presión con la violencia contra las personas. No hay que confundir la actividad contra las instituciones con la actividad contra los representantes de las mismas. Por mucho que parezca más útil lo segundo, es un error.
Cuando se cae en la trampa solo hay una solución. Aceptar el error y pedir perdón. El movimiento tiene, tenía una gran fuerza, mientras se mostraba pacífico y la pierde cuando se vuelve violento.
Pero dentro del movimiento social del 15M no hay líderes conocidos que salgan a los medios, explicando que este no es el camino, solicitando mesura. No hay líderes detrás del movimiento 15M, al menos conocidos, y ese es el gran error de este movimiento, que ha tenido un mes para saber edificar sus ideas y para encontrar a personas que representaran sus ideales.