Nos quejamos de la desafección de la sociedad hacia la política, pero no damos ideas para evitarla, para reconvertirla en un ejercicio que nos parece incluso imposible. Pero no por compleja debemos abandonar lo que muchos consideramos inevitable, si queremos que la política recobre cierto sentido, antes de que los problemas sean más serios.
Vamos a plantear algunos detalles sobre los que las opciones políticas progresistas deberían trabajar más.
A/ Los partidos se configuran alrededor de sus militantes, que suelen dividirse entre los activos y los pasivos, controlando en algunas formaciones estos grupos a su entero gusto. Primer y serio error que hace que no haya más militancia y que además no participen estos en la vida ideológica del partido, por mucho que si lo hagan en su vida social. No se explora la posibilidad del crecimiento del “simpatizante” dentro de la organización, para que se aproveche de él sus ideas y opiniones, y su posible conversión hacia la implicación más importante.
B/ Hay que dotar de trasparencia total las decisiones de los partidos, sobre todo las que tengan un trasfondo económico detrás. Nunca hay que salirse del marco económico que sea comparable al de la sociedad de calle, en sueldos o gastos. Comparado eso si, con iguales responsabilidades entre vida política y vida laboral.
C/ La comunicación debe ser mucho más amplia. El político de izquierdas debe hablar para la sociedad. ¿Alguien recuerda un mensaje directo en los últimos años de Zapatero o de sus alcaldes a la sociedad? Directo es eso, directo. Un Bando, una carta, una intervención sin preguntas, un mensaje a los ojos. Y un mensaje cuando se necesita, no para Navidad como el Rey. La comunicación debe ser sencilla y pedagógica. Sincera y leal. Responsable y concreta. Hoy hay muchas maneras de comunicarse, nunca han existido tantas y se han utilizado tan poco y tan mal.
D/ Hace falta cambiar el concepto del líder general como elemento único, que siendo necesario para la gestión final, debe estar constantemente rodeado de líderes territoriales de baja división y ahora me explico. Cada barrio de cada ciudad debe tener un líder político por opción que sea conocido por sus vecinos. Al modo que sucede en los pueblos. No es necesario que este líder sea una persona totalmente conocida por todos sus vecinos —que también es muy interesante—, pero sobre todo que sea accesible para aquellas personas que necesitan soluciones, información, conocimiento mutuo. Hay varias fórmulas —que cada formación articule la suya—, pero es necesario que cada ciudadano sepa como dirigirse al gestor de barrio para hacerle partícipe de sus dudas. Las hay presenciales o no, pero sobre todo está prohibido engañar con oficinas técnicas ambiguas.
E/ No es bueno el bipartidismo como opción de futuro. El ciudadano debe tener más de una opción por ideología, para que así cada una de ellas se “espabilen” en sus gestiones, en sus trabajos. Y además para que cada ciudadano pueda elegir sin tener que adoptar la decisión de la abstención. El bipartidismo ha sido alentado en gran medida por los dos partidos grandes, creyendo que de esta manera jugaban a favor de sus intereses con la excusa de que también se jugaba hacia la gobernabilidad más fácil.
F/ Hay que modificar el reparto electoral de escaños, de concejales. En la misma medida que cada voto no vale lo mismo a la hora de repartir responsabilidades, queda muy claro que este sistema electoral no sirve. Incluso como se apunta ahora en algunos foros políticos, el número de escaños podría tener relación con la participación o abstención de cada circunscripción. A más número de votos, más diputados o concejales en total y al revés. Esto serviría para que la sociedad supiera que su voto en blanco sirve para no tener representación y al revés su voto a favor de una opción haría crecer el número de representantes de su territorio.
G/ Nunca hay que olvidarse de los ciudadanos, de la calle, de la sociedad civil, del ciudadano que trabaja y paga sus impuestos. El concepto de que un día cada cuatro años es importante y luego el resto del tiempo no es nadie, hay que desterrarlo totalmente. La sociedad debe compartir, interactuar, servir para mucho más que ser un objeto pasivo en la política global. Más si es política cercana, pero el concepto debe ser distinto en todos los aspectos y aquí si que los militantes activos de cada opción política deben cambiar su manera de hacer política real, para estar más cerca de sus ciudadanos.