Vengo de Madrid lleno de nuevas ideas, admirando una ciudad que sigue muy viva, incluso con algunos desatinos que le perdonamos y que ella misma sabe soportar y disimular.
Madrid es mucho Madrid, y admite los errores y las paradas, pues su energía es tremenda. Sus gentes, múltiples esencias de la realidad amplia de una sociedad moderna, invaden todas las calles y los espacios complejos para entregarnos una inmensa diversidad de colores.
Madrid sigue siendo una ciudad para disfrutar, mil ciudades en una, mil rincones distintos que constantemente se trasforman. No hay un Madrid. Cuando vuelves a las pocas semanas, ya hay otro Madrid esperándote.