El caso del aeropuerto de Huesca es de estulticia gerencial y con flecos de bobería política, pues gran parte de sus gastos son públicos. El Aeropuerto Huesca Pirineos es el menos rentable de toda Europa, o lo que es lo mismo, el que más pierde de toda Europa en relación al número de clientes. ¿Qué queremos hacer con el Aeropuerto Huesca Pirineos?; por que da la sensación de que precisamente es esto lo que más nos falla, saber definitivamente qué queremos hacer. Tal vez incluso, cerrarlo. ¿No hemos sido capaces de encontrar alternativas turísticas a esta infraestructura tan importante para Huesca y el Pirineo aragonés?
En el mes de julio de 2011 tuvo 15 pasajeros, pero a cambio mantenerlo abierto costó durante ese mismo mes 300.000 euros. Tendrían que haber pagado 20.000 euros cada pasajero, simplemente para mantenerlo abierto, como tasas del aeropuerto. ¿Se imaginan quien tiene que pagar al final ese desfase?
El caso es que lo que se hizo con una inversión que habría que añadir contablemente a lo comentado, para sumar a sus gastos mensuales —¡jope!—, inversión digo de 40 millones de euros, ahora no tienen futuro, ni empresa u organismo voluntario que le baile. Y tiene a poco más de hora y medio en coche toda una infraestructura turística de primer nivel europeo que a nadie parece importar. Eso si, sin añadir más gastos públicos, cuando todos estamos asumiendo que el dinero decrece y hay que recortar por donde se pueda.
Quien quiera esquiar debe asumir los costos de forma personal, con más lógica que si los comparamos con gastos en educación, sanidad, seguridad, asistencia social o cultura. Las ayudas públicas deben ser progresivas con los ingresos fiscales de las personas. Y si de promocionar el Pirineo se trata, hay que ser conscientes de todo lo que se puede y debe hacer y de cual es la competencia con la que nos encontramos. Soñar, a ser posible, de noche, por favor.