La realidad alternativa de Howard Phillips Lovecraft


Sé que Howard Phillips Lovecraft ha hecho mucha literatura de mitos y terror, pero todo lo que rodeaba a su “cosmicismo”, representado por dioses menores y mayores,  monstruos y magia negra —supongo que como les sucede a otros—, despuntaba por su originalidad y la realidad alternativa que reflejaba y perduraba junto a muchos otros autores que seguían la estela del maestro americano Lovecraft.
No solo no he leído mucho, sino que quizás me queda un gran techo hasta poder hablar con propiedad del mundo creado por Lovecraft, pero habiendo leído cuatro de sus más grandes novelas (Las montañas de la locura, El caso de Charles Dexter Ward, El horror de Dunwich y La llamada de Cthulhu), puedo hablar un poco de su estilo.
La base de las obras de terror de Lovecraft no es tanto un miedo atroz causado por acciones horrendas por parte de sus protagonistas. No es un terror violento, incluso diría que tampoco psicológico —al menos no en nuestros tiempos—, es sobre todo un terror de ambientación. Es —como afirman muchos—, un terror basado en el miedo a lo desconocido.
Lo desconocido es, justamente, el protagonista de estas novelas. Porque, a pesar de que Lovecraft suele detallar y describir de forma todo lo más realista posible la realidad en la que se enmarca la novela, cuando le toca hablar de sus monstruos, la cosa cambia un poco. Descripciones vagas, con adjetivos añadidos repletos de “terrorífico, indescriptible, increíble, amorfo” pueblan los párrafos. Más que meterte miedo, te describe el miedo. Y eso, fotografiar la acción del terror y hacerlo creíble, es algo difícil de hacer. El nos relata la fotografía del terror y nosotros ponemos el resto, imaginarlo y crear (creer) lo que nos relatan.
Las novelas siguen patrones muy parecidos, son simples, de argumento no muy enrevesados y bastante predecibles. Sinceramente, no encuentro nada que me indique que la prosa de Lovecraft sea muy destacable, pero —y este es un gran pero—, sus relatos me siguen llamando la atención, me gustan, lo paso bien leyéndolos, y…, ¿no es eso lo que cuenta?
Creo que el paso de los años no le ha sentado muy bien a las novelas, porque juegan mucho con la ambientación y hoy en día somos una generación de seres insensibilizados, acostumbrados a ver en el cine monstruos o atrocidades de todo tipo. Pero es la forma, creo que muy exportable a los nuevos tiempos bajo nuevos autores, lo que prima sobre todo. Es el conjunto de novelas lo que hace el argumento, lo que crea y condiciona el todo. Y el realismo.
Howard Phillips Lovecraft escribe de una manera y bajo unos temas y una forma tan realista (introduciendo artículos, diarios o elucubraciones más que diálogos o narración omnisciente), lo que confiere un halo de misterio y terror al pensar que, si bien todo es ficción, podría ser, perfectamente, realidad.
Recomiendo encarecidamente leer algo de Lovecraft, son novelas muy cortas y amenas, y seguro que algún cosquilleo por la espalda consigue sacarte.
 «No está muerto lo que puede yacer eternamente, y con extraños eones incluso la muerte puede morir.» La llamada de Cthulhu