Es complicado esto de observar a tus hijos, jóvenes y muy preparados, desempleados y en casa, esperando el futuro que no llega, mientras a los “viejotes” de 65 años les decimos que hay que trabajar más años. Pero parece ser que es la nueva tónica en esta vieja Europa que se nos está agostando a marchas terribles.
No se trata de trabajar más años, pues muchos de los que ahora tienen más de 55 años empezaron a trabajar con 14 tacos, unos críos, y por ello han cotizado más de 40 largos años. Se trata de que Europa ya no aguanta su propia forma de vida, pero más que anda por que no tienen líderes que le echen arrestos y creen una nueva manera de entender una Europa que sea más social, más humana. Que vuelva a ser exportable a otros países.
La vieja Europa ha entrado en decadencia pero todavía le queda una década para encontrar la renovación, la regeneración. Están pendientes en América —toda ella, por cierto— para ver si los viejos somos capaces de salir del bache y encontrar una solución nueva. Tan es así, que hasta los EEUU están sufriendo rebajas de calificación de empresas como S&P, que maldita la gracia que le debe hacer a los americanos verse manipulados por oficinas que ellos mismos inventaros. Nos esperan, eso si, años interesantes para la historia de los libros.