El mal ejemplo social de Londres, no solo se puede contagiar en Inglaterra sino lo más preocupante y sobre lo que debemos tener mucho cuidado, es que se puede reproducir en más países europeos si seguimos los mismos pasos en recortes sociales que los emprendidos por algunas gobiernos conservadores en Europa.
Intuimos que es un problema de educación, pero sin dejar de lado que la responsabilidad de este fallo educativo es culpabilidad en gran medida de la sociedad y de sus nulas adaptaciones hacia una juventud que sin futuro ni control, tiene que estar en la calle en vez de en lugares formativos, preparando su futuro con más formación complete. Las familias también tienen responsabilidad, sin duda, pero no debemos solicitar cambios rofundos si antes no analizamos las responsabilidades sociales de quienes trabajamos en la calle con los problemas sociales y políticos.
En Inglaterra se han cerrado lugares formativos para jóvenes por los recortes. No se han aplicado apoyos a centros de jóvenes desde donde incidir en sus problemas y en sus formaciones profesionales o sociales. Si echamos a la juventud sin futuro a la calle, lo lógico social es que se nos rebote sin valores. Es una detalle sociológico básico.
Si no agrupamos —por los adultos— a los jóvenes con ayudas interesantes para ellos, serán los jóvenes los que se agruparán en contra de los adultos que les tiran a la calle.
Lo primero es saber qué está produciendo estos disturbios violentos y luego buscar la solución. Si no incidimos en lo primero se reproducirá en el tiempo, en cualquier otro lugar de Europa. Que no se nos olvide. Los jóvenes cabreados NO VEN "Sálvame" en la televisión como bálsamo a sus problemas.