Todos somos conscientes de que hay una gran bolsa de fraude fiscal, pero muy pocos asumimos que ese fraude fiscal nos lo hacen a nosotros, a ti y a mi. No se lo hacen a algo muy etéreo que no nos toca de cerca. Con ese fraude NO se pagan servicios de los que yo y tú disfrutaría, o simplemente lo tenemos que cubrir (el fraude que callamos y admitimos como inevitable) con MÁS impuestos de los que yo y tú si tenemos que participar, pagando más.
Hay que fijarse ahora en que la nueva norma de control del déficit, que nos lo han metido en la Constitución por la puerta de atrás, puede no ser mal para los futuros gobiernos socialistas. Algo que no hemos sabido explicar. Maldita falta de pedagogía social y política, mecachis.
Cuando se necesiten hacer infraestructuras o servicios públicos para más parte de la sociedad, tendremos siempre un camino que hasta ahora nadie dice, nadie ofrece como solución.
Para controlar el déficit se puede hacer desde dos ópticas distintas: gastando menos, pero también y esto es lo que hay que poner encima de la mesa, subiendo los impuestos.
El control del déficit público se nos está vendiendo como una meta a la que se llega únicamente gastando menos. Pero se olvidan, también desde las fuerzas progresistas, que se puede llegar subiendo los ingresos.