Vienen tiempos calientes en pleno otoño y la izquierda española debe estar ya preparando su periodo de desierto ideológico, tras la debacle inevitable de noviembre, tras el hundimiento del PSOE, pues al desencanto le sucederá la implosión de los socialistas y sino está previsto con anterioridad, el hundimiento moral de gran parte de la izquierda social por derrotismo y abandono moral, al sentirse hundidos y sin reconocimiento social.
No va a resultar sencillo soportar los resultados azules que inundarán de liberales los poderes en España, esa marea que todo impregnará de sensatez muy posiblemente para nada, la sensación de que la sociedad por miedo ha abrazado a los mercados siendo los enemigos de los que poco tenemos, pensando que así dejarán de abusar de los trabajadores. No tenemos ni idea de lo bordes que pueden llegar a ser con tal de poder controlar sus beneficios futuros.
Es duro sentir que los trabajadores son los que tienen el poder de elegir y que a cambio constantemente deciden aupar a los que solo buscan su propio beneficio, a través del uso de sus intereses a costa de una sociedad a la que consideran un vehículo para alcanzarlos. Es muy duro, si.
La izquierda debe saber trabajar más unida, en sus ideas y planteamientos, pero también entre sus líderes para generar confianza. Hay que ofrecer alternativas nuevas, pero sobre todo capacidad de liderazgo. Mientras no perdamos el miedo a nuestra propia capacidad, mientras no sepamos utilizar las herramientas sociales adecuadas, seguiremos deprimidos, dicen que al menos durante 12 años. Estamos rodeados de optimistas, jope.