La resiliencia es un conducta muy positiva que debemos tomar todos en alguna ocasión de la vida, cuando tras un caída en nuestra vida personal, nos toca levantarnos y seguir viviendo. Un duelo, un despido, una enfermedad grave, un divorcio, la separación de un hijo por problemas, un asunto legal grave son situaciones de caída personal en los que la resiliencia es la mejor de las decisiones posibles.
Nuestra propia capacidad para resistir golpes y tras ellos levantarnos de los traumas que nos producen y seguir construyendo vida positiva, es muy alta. Pero también es cierto que no siempre es sencillo tener esa capacidad de resiliencia para saber sobreponernos con rapidez de nuestro dolor emocional.
Es necesario SIEMPRE agotar el periodo de duelo, de dolor, pero a ser posible en el menor tiempo posible y sin que nos deje excesivas heridas. Saber sobreponernos y entender que lo inevitable también puede ser positivo. Salir incluso fortalecidos de un trauma es demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de dominar lo malo y sacar conclusiones positivas. Salir de un trauma desde la resiliencia es crecer hacia la excelencia personal e incluso profesional.
Siempre hablamos de la resiliencia como una decisión personal para saber salir de los traumas, pero las empresas también son organizaciones con vida propia que deben saber sobreponerse ante sus propios traumas, empleando el positivismo de la resiliencia, para salir fortalecidas de sus golpes duros, de sus fracasos, de sus fallos inevitables.
Hay dos fases importantes en un proceso de resiliencia personal. Que el golpe duro de la vida no te destruya, que no te deje muchas heridas graves y después una segunda fase en donde sacar conclusiones positivas de esos estados duros, para saber aprender de ellos y plantearte una vida más eficaz, más feliz.
No es resiliencia si tras un periodo de duelo, de dolor, de sufrimiento, no hemos salido aprendiendo y construyendo cambios personales que nos hagan más duros pero a la vez más felices. Sin este segundo periodo simplemente será un estado en el que habremos vencido el periodo de duelo, pero no habremos aprovechado el cambio para salir más fuertes y libres, más felices y duros.