A parte del devenir económico de los ciclos alcistas y recesivos que copan los titulares de los periódicos día tras día, los países deberían preocuparse también por el crecimiento a largo plazo. Decíamos al comenzar la crisis, como una busqueda de poetización y optimismo entre tanta niebla, que en japonés, crisis (危機) contiene tanto la palabra peligro (危) como oportunidad (機), y creo que es ahora cuando el gobierno debería centrarse, a la hora de intentar reactivar la economía, en hacerlo poniéndole el ojo en los factores que mejor articulan el crecimiento a largo plazo.
Como siempre, la moneda que conforma la base de este crecimiento tiene dos caras, la demanda y la oferta. Comencemos por la oferta.
La producción como tal proviene, básicamente, de tres factores. El total de trabajadores, el capital (tecnología) y la productividad de ambos. Si tomamos no solo el crecimiento absoluto, si no el per cápita, podemos olvidarnos del número de trabajadores (estamos en el largo plazo, aquí no hablamos de tasas de paro, quizás más adelante). Así que lo más importante para articular bien el crecimiento es que se incremente el capital, la tecnología y la productividad de los trabajadores. Vamos a dejar que la ciencia y la ingeniería se encargue de los dos primeros y revisemos la productividad por un instante.
Con productividad nos referimos al término más amplio del termino que da origen a la ciencia económica, como empleamos unos recursos escasos para suplir unas necesidades cuasi infinitas. Cuanto más podamos producir con los mismos recursos, más productivos somos. Pero esto incluye aspectos de todo tipo, desde la producción bruta en una industria, hasta la relación entre infraestructuras o instituciones de un mismo país. Desde la comunicación hasta las relaciones internacionales (para poder meter nuestro producto en sus mercados). Hoy en día, donde los servicios ocupan cada vez más parte de la actividad económica de un país; la creatividad, la capacidad de venta, las relaciones personales, la inteligencia comercial, son aspectos que hay que cuidar para ser productivos.
A lo largo de muchos estudios, y de la propia lógica que cada uno tenemos en nuestro particular cerebro, podemos adivinar como la mejor forma de impulsar una sociedad más libre, inteligente, y apta para competir con un mundo globalizado es la educación. La educación en todas sus vertientes, en sus máximas especificidades y en sus grandes generalidades.
Necesitamos una mayor enseñanza en matemáticas y lenguaje (comprensión lectora, ya escribí sobre ello), y a la vez hacerlo permitiendo una mayor creatividad por parte del estudiante, y un aprendizaje más apto a que cada uno pueda, sepa y quiera aprender por si mismo. Algo difícil, pero necesario.
Por otro lado, tenemos la demanda. Para que la actividad económica se sustente en el tiempo y no dependa de burbujas, o subvenciones del sector público (que tienen otro propósito), la economía debe basarse en sectores que tengan futuro, que produzcan bienes demandados por la sociedad y que, por tanto, generen bienestar. A la vez que el crecimiento económico y el aumento de la productividad hace que los sectores ya instaurados (aun con la misma importancia) tengan menos futuro de crecimiento y generación de empleo, la población debe siempre ir buscando donde disponer sus aptitudes productivas. Así, cuando la agricultura se dominó y capitalizó, menos gente fue necesaria y pudo empezar la revolución industrial. Siglos después, los servicios han copado la mayoría de la actividad económica de hoy día. El futuro del crecimiento a largo plazo se basa, por tanto, en los sectores que más empleo generarán a largo plazo, una panacea que se busca con ahínco.
Estos “sectores del futuro” pueden ser muchos, y cada uno puede pensar que algunos de los que voy a decir a continuación no son tales, o al revés, que me haya dejado alguno por el camino. El debate en este aspecto puede seguir en los comentarios.
El primer sector con futuro es el de las energías renovables y nuevas. Aun hoy en día, en donde tanto se habla de que esto puede ser incluso una burbuja, está claro que si de pronto se acabará el petróleo o el gas (aun quedan reservas para rato, no asustarse), no tendríamos ni para empezar. El aumento de este sector, que no solo depende de la energía eólica que a muchos les molesta (me incluyo en parte) por destrozar el paisaje, sino también solar, hidraulica…, y por la fusión que aun debemos conseguir en las ciudades entre urbanismo y naturaleza, autoconsumo energético o un impulso aun mayor de la “economía verde”, azuzada por un cambio climático que parece que se nos ha olvidado con tanta crisis, puede ser una oportunidad para potenciar la generación de empleo.
El segundo sector es el de servicios hacia personas: Educación, sanidad y dependencia. Leí el otro día que mientras en España esto ocupa el 9% del empleo, en países como Suecia es del 25%. Creo que está claro además, de que necesitamos mucha más gente en esos tres ámbitos (no estoy diciendo que sean malos sectores, pero falta empleo).
El tercer sector es el de servicios a/de empresas. Esto no implica que vayan a crearse empresas para dar servicios a otras, sino que las empresas, poco a poco, van creando departamentos donde la comunicación con el cliente, a través de redes sociales, fidelización de marca, estrategias más personales, son elemento clave. Durante muchos años hemos vivido un profunda marcha atrás en la comunicación entre empresa y cliente. Servicios deslocalizados (llamadas a las 4 de la tarde de una simpática argentina que te quiere vender un nuevo móvil, por ejemplo), maquinas de teleoperadora que desesperan al más tranquilo, etc. Creo que debemos vivir un proceso justamente contrario, donde las empresas intenten, más que nunca, humanizarse y acercarse al consumidor con más trabajo intensivo en capital humano y no tanto físico.
El cuarto y último de los sectores que ahora me pueden venir a la mente (como digo, seguro que hay más), es el de la investigación y desarrollo. España produce muchas menos patentes que otros países, lo cual nos deja también en inferiores condiciones a la hora de intentar competir con el resto del mundo. Esto depende, de nuevo, de la educación, en saber mantener a los cerebritos y que no se vayan fuera (algo difícil por los clusters ya encauzados). Y depende de que haya cauces de financiación y se pueda reforzar desde ámbitos públicos (incentivando) la inversión más productiva (capital riesgo, crowdfunding), que permita que las ilusiones e ideas, la motivación y el futuro potencial se haga realidad.
En definitiva, creo que en los próximos 10 ó 20 años, estos sectores deben aumentar. Son unas fuente de empleo segura, y a la que se debe apoyar. Y no solo son una fuente de crecimiento de empleo a corto plazo, sino que pueden ser las bases del crecimiento del que dependa nuestra economía a largo plazo.