De pequeño, las amigas de la madre, los cuñados de algún amigo familiar, las vecinas impertinentes te preguntan con cara de espera: —¿Y tú de mayor, qué quieres ser?
Pero cuando de verdad te lo tendrían que preguntar, cuando en realidad es importante saber responder a esta cuestión, cuando ya de adulto tienes ocasión de intentar responderte y lo que es más importante, trabajar en serio por labrarte ese periodo complicado “de ser mayor”, nadie te lo pregunta, ninguno nos lo preguntamos.
¿Qué quieres ser, cuando ya seas mayor, cuando la edad ya esté acabándose?
Pues son pocos y pocas los que deseamos plantearnos estos temas, los que construimos la vejez en los años de madurez, lo que pensamos que algún día seremos mayores y que por ello es bueno pensar un poco en esto, para aprender a serlo con felicidad, con ganas, con energía suficiente para soportarlo. No nos enseñan a envejecer, a afrontar con madurez y respeto unos años complejos pero también bonitos si hemos sabido prepararnos para ello.
Yo de mayor, simplemente quiere ser libre, disfrutar de ser mayor, respetarme como anciano, sin añorar lo perdido pues es todavía mucho lo que me queda por vivir, aunque sea en poco tiempo. Yo de anciano quiero que las enfermedades me respeten, que no es poco eso.