Internet estaba hoy colapsado de gente buscando los ingresos y sueldos de diputados y senadores, de políticos conocidos, de gentes que se dedican a gestionar lo público.
Esstooooo?, ¿somos bobos o qué? ¿de qué sirve este desnudo integral de los asuntos personales de cada político?. No. No sirve para pillar al que defrauda, al que presuntamente se enriquece a través de la política. No seamos leves ni imbéciles a la hora de calificar a los jetas y delincuentes. El ladrón sabe perfectamente de su oficio y de sus trucos, faltaría más, excepto que se dedique a robar gallinas.
Lo malo de estos ataques de tontería hacia los políticos es que los más válidos se están cambiando de oficio, se dedican ya de jovencitos a desear ser financieros, empresarios de manipulación, técnicos de laboratorio bursátil, autónomos de la factura con tinta negra. Los válidos pero jetas se esconden detrás de la iniciativa privada y quedan los válidos pero buenos que de pequeñicos se han creído que trabajar para la política tiene una recompensa. Es decir, los menos.
¿Para cuando publicar los sueldos y patrimonios reales de gentes conocidas de la tele, de futbolistas, del Director de mi Caja de Ahorros —si el mismo que me dijo que NO—, de mi odontólogo, del dueño de mi empresa, del Consejero Delegado de la empresa de transportes de mi ciudad, del abogado que lleva mi asunto laboral, del que se sienta en varios Consejos de Dirección para ayudar a joder, del dueño de la carnicería que me sisa con la carne picada de ternera? Pues eso.