Al entrar en la amplia sala de exposiciones te encuentras con esta obra que el autor ha titulado “Burka español”.
La primera impresión, al ser vista desde una distancia amplia, es más sorprendente que la que se tiene al verlo de cerca. Ni mejor ni peor. Distinta. Impresiona al principio por su naturalidad para producir después la sensación que buscaba el artista.
No es un burka auténtico sino adaptado con toda la ironía y mala leche posible a la cultura occidental, en donde lo de menos es verle a la mujer el rostro, siempre que nos enseñe las piernas. Una lástima no tener datos del autor o autora del montaje, pero resulta una ácida crítica que tal vez al estar en una exposición temática, dedicada a la letra “Z”, me resulta más complejo de encajar.