México está en campaña electoral, en compleja y dura campaña electoral entre dos formas de entender el sistema conservador, desde un PRI que aumenta sus opciones frente a un PAN que aunque ahora está en el gobierno no parece ser capaz de revalidad la confianza de los mejicanos, sobre todo con las durísimas violencias terroristas que en los 4 últimos años han dejado más de 50.000 muertos en el país hermano.
Va a ser una pelea entre el priista Enrique Peña Nieto, el hasta ahora joven y gobernador del Estado de México, con gran carisma y formas de convencer a una sociedad muy cabreada con su gobierno y la representante de este, Josefina Vázquez Mota, la candidata actualmente favorita del partido del Gobierno, Acción Nacional (PAN), de filiación democristiana.
¿Y es que no hay partidos de izquierda en México?, pues si, pero incluso con la que está cayendo en México no parecen gozar de muchas posibilidades de lograr el gobierno estatal. La izquierda mejicana, agrupada sobre el Partido Revolucionario Democrático (PRD) pero que está dividida entre la moderación del alcalde de México, Marcelo Ebrard, y el radicalismo de Andrés Manuel López Obrador, el candidato derrotado por un puñado de votos en 2006.
“Hay que luchar por un cambio de régimen”, clamaba hace unos días López Obrador en la constitución oficial de su Movimiento por la Regeneración Nacional (MORENA), que reúne a un sinfín de asociaciones civiles. Si la izquierda se une en una sola opción electoral y con un candidato respetado por todas las fuerzas progresistas logrará tener opciones en México. Si sigue disgregada y lamiéndose sus heridas internas, el paseo del nuevo PRI, tal vez más radical y demagogo que el viejo PRI, será un camino fácil del que se saldrá como ya saben los mejicanos, tras muchos años de control del poder, pues el PRI tiene experiencia en eternizarse en los gobiernos.