Tenemos dudas a la hora de tener claro si somos trabajadores o clase media. Aunque muchos responderán enseguida que a ellos esto no les importa y que no tienen duda de ningún tipo. Son trabajadores que además las están pasando canutas.
Marx, el filósofo, dividió a la sociedad entre burgueses y proletariados. Hoy esto está superado sobre todo por la incursión en medio de estas dos divisiones, de la muy importante clase media, a la que todos creen pertenecer sin decirlo, pero a la que no tantos pertenecen de verdad.
Entre las muchas formas de clasificar las partes sociales, hay una manera que me resulta muy clarificadora y sencilla.
Están los que tienen que trabajar todos los días (laborables se entiende) para poder subsistir. Serían los proletariados llevados al modernismo pues entran aquí incluso los que tienen un adosado, una profesión liberal o son autónomos. Pero no puede vivir ni un mes sin tener que trabajara “para otros”. Tener vivienda habitual e propiedad no cuenta, pues se necesita para sobrevivir.
Luego viene la clase media, pero indicada por un factor que no siempre tenemos en cuenta. Sería clase media moderna, quien puede vivir unos meses sin trabajar, sin tener que vender su tiempo y su vida a otro congénere, manteniendo su nivel de vida lógico a base de sus ahorros. Es decir, una persona de clase media es quien no necesita estar vendiendo constantemente su tiempo vital a otra persona, pues puede vivir un tiempo de sus ahorros.
Y por últimos tendríamos las burguesías modernas que son las que no tienen que trabajar nunca para poder vivir como les plazca, pues tienen ahorros en posesiones que pueden vender o en liquidez, que les permite vivir incluso trabajando si así les apetece.
Estas divisiones son tan extrañas a la hora de verlas desde fuera, que ya no sirve creer que quien vemos trabajando es siempre un proletariado ni al contrario, quien vive sin trabajar es un burgués, pues puede ser un joven que adora vivir de sus padres o de la tele, por poner ejemplos sencillos.
Por cierto, hay otras formas de clasificar las clases sociales que pueden imponerse en pocos años. Por ejemplo clasificarnos entre hijos, padres y abuelos. Cada una de estas divisiones con distintas funciones y economías de ingresos diferentes también sirven pues tienen marcadas funciones sociales. ¿Y qué tal dividirnos entre los que son propietarios de su trabajo (y actividad vital y social) y los que dependen del trabajo de otros?