¿Qué es el síndrome de ansiedad generalizada?

La ansiedad generalizada es una preocupación mental muy alta y una ansiedad excesivas, que se produce casi a diario y con una duración mayor o igual a los 6 meses. Es con todo un problema menor, aunque sus síntomas sean realmente alarmantes a veces.
La ansiedad y la preocupación que acompaña a la ansiedad generalizada son tan extremas que son difíciles de controlar. Además, la persona experimenta tres o más de los siguientes síntomas: inquietud ante asuntos sencillos, cansancio fácil y alto, gran dificultad para concentrarse, irritabilidad fácil, tensión muscular y alteración del sueño, temblores, dolores de cabeza fuertes, mareos o sudoración sin motivo.
Las preocupaciones son algo natural que nos afectan a todos; entre las más frecuentes se encuentran las de las responsabilidades en el trabajo, el dinero, la salud, la seguridad, las reparaciones del vehículo y las labores cotidianas. Pero si la gran intensidad, frecuencia o duración de estas preocupaciones son desproporcionadamente más grandes que las necesarias para la situación que nos afecta, estonces estamos hablando de una ansiedad generalizada.

La ansiedad generalizada es más frecuente de lo que nos imaginamos: aproximadamente del 3 al 5 % de los adultos la presenta en algún momento durante el periodo de un año. Las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecerla que los hombre. Frecuentemente comienza en la niñez o en la adolescencia, pero se puede presentar a cualquier edad. Para la mayor parte de la gente, esta condición es fluctuante, empeorando en determinados momentos (sobre todo en épocas de estrés) y persiste a lo largo de muchos años, como si la personalidad se volviera proclive a tener ansiedad generalizada ante cualquier pequeño problema.


La ansiedad generalizada nos pone en tensión, con un miedo excesivo, como si deseáramos defendernos de un ataque inexistente.

Los fármacos son el tratamiento de elección para la ansiedad generalizada. Habitualmente se prescriben fármacos ansiolíticos como las benzodiacepinas (diazepam, lorazepam); sin embargo, debido a que el uso de benzodiacepinas a largo plazo puede crear dependencia, si se decide su interrupción, debe reducirse escalonadamente y nunca de forma brusca. El alivio que proporcionan las benzodiacepinas compensa generalmente algunos ligeros efectos secundarios. La buspirona es otro fármaco eficaz para muchas personas con ansiedad generalizada. Su uso parece no acarrear dependencia física. Sin embargo, la buspirona puede tardar dos semanas o más en hacer efecto, en contraste con las benzodiacepinas, que comienzan a actuar en el plazo de unos minutos.

La terapia de comportamiento no suele ser generalmente beneficiosa porque no existen claras situaciones que desencadenen la ansiedad. Las técnicas de relajación y de biorretroacción pueden ayudar.
La ansiedad generalizada puede estar asociada con conflictos psicológicos subyacentes. Estos conflictos están frecuentemente relacionados con inseguridades y actitudes autocríticas que son autodestructivas. Para algunas personas, la psicoterapia puede ser eficaz para ayudar a comprender y a resolver conflictos psicológicos internos.