Hemos escuchado muchas veces que el ejercicio es muy beneficioso para la salud, más todavía si padecemos estrés y debemos dedicar un poco de tiempo a relajarnos y a cuidar nuestra mente y nuestro cuerpo.
Pero cuando hablamos de ejercicio no siempre es necesario grandes esfuerzos, de complicada realización.
Andar a una velocidad un poco más alta que pasear, es un buen ejercicio, si se sabe elegir el recorrido, se acompaña de otras personas o de una música elegida.
La natación es una excelente terapia para muchos problemas de salud y cada vez hay más centros cerca de nuestro hogar con piscina climatizada y a unos precios asumibles.
Pero más barato es aprender a realizar en casa ejercicios de Yoga o de Pilates, que además de relajarnos nos ayudarán a estirar nuestros entumecidos músculos y a respirar mejor.
No hay que pensar en apurar el cuerpo, en lograr unos objetivos alejados de lo que realmente podemos y debemos hacer. Tan malo es el sedentarismo como los ejercicios físicos —sobre todo a ciertas edades—, sin control y sin mesura. Para el estrés nada como ejercicios que nos ayuden a relajarnos, a sentirnos mejor, a conocer más nuestro cuerpo, a sentirnos mejor estirando nuestro cuerpo y aprendiendo a respirar mejor.