Los pies son una de las partes de nuestros cuerpos que más castigo sufren durante nuestra vida, pues además de soportar nuestro peso tienen que ayudarnos a caminos los más de 12.000 kilómetros que se calcula, andamos de media durante la vida. Pero lo cierto es que no les prestamos mucha atención, los castigamos con calzado no siempre correcto, los cuidamos muy poco, aun siendo muy sencillo pequeños tratamientos.
Sin entrar a valorar problemas concretos de los pies, siendo uno de los más peligrosos el pie del diabético, si debemos prevenir un tanto algunas molestias que pueden ir a mas y nos pueden convertir en un suplicio caminar o permanecer de pie.
Debemos elegir un calzado de adulto que sea ligero de peso, no excesivamente rígido, con una suela delgada y flexible al nivel del metatarso, con una puntera más bien algo ancha que no nos apriete los dedos unos contra otros o en los laterales del pie, con un tacón no más alto de 4 centímetros, con suela antideslizante, que sean capaces de sujetar bien el pie sobre el tobillo, y que no sean de plástico o gomas para evitar la sudoración excesiva. Comprar los zapatos por la tarde que es cuando más anchos están los pies.
Los talones tienden con la edad a agrietarse y hay que intentar evitarlo, con una hidratación todos los días con cremas, más sobre todo si tenemos la piel seca, evitando ir totalmente descalzos mientras tengamos grietas e el talón y teniendo una buena higiene que debe acompañarse de una limpieza de pieles muertas con piedra pómez en estas zonas del pie. Una crema sencilla puede servir, incluso la glicerina con un poco de zumo de limón o una loción de aceite de oliva con un algodón.
La uñas deben cortarse rectas y en los pies no es conveniente llevarlas pintadas continuamente, pues es un órgano vivo que debe traspirar.
Recordar que para el mal olor de pies, por muy diversas causas, solo funciona una limpieza e higiene casi excesiva. Los desodorantes solo enmascaran los olores pero no evitar la hipersudoración y que esta produzca una descomposición de bacterias que pueden atacar al pie y a su piel.
Es importante ir por el hogar descalzos de zapatos y con calcetines especiales para este fin. Esto permite al pie destensarse y relajarse. Hacer ejercicios con los dedos de los pies, rotar los tobillos, andar de puntillas, someterse a pequeños masajes en los pies por parte de la pareja, tomar baños de pie con menta, té o manzanilla, hidratarlos completamente con cremas, ponerte una pequeña pelota dejado del pie y hacerla rodar con la planta o jugar a intentar cogerla con los dedos del pie, bañarlos con agua y sal para relajarlos, y siempre y si hay duda o problema, acudir al podólogo.