Verse desnudo tiene su encanto, pero observarse excesivamente desnudo, sin la piel mientras hacemos un ejercicio de yoga, puede resultar un poco menos agradable. Ver una mujer desnuda con sus pechos turgentes pero sin piel, nos enseña una manera de ver el cuerpo humano que tal vez no nos gusta. Lo que nos lleva a la conclusión de que en realidad lo que nos atrae es la piel, simplemente la piel humana. Sin ella todo pierde su encanto.