La publicidad juega muchas veces con la persona objeto, más con la mujer objeto que con el hombre objeto, pero en este anuncio de Dolce & Gabbana se emplea al hombre desnudo de todo lo que no sean unas gafas, para remarcarlas. Pero no se emplea a un hombre normal, corriente, un hombre desnudo del montón. No. Han puesto a un gran hombre desnudo, a un musculoso y sexualmente apetecible hombre objeto, que acompaña perfectamente al otro objeto, las gafas. La publicidad busca vender y los consumidores debemos aspirar a no dejarnos engañar con facilidad.