Como empieza un nuevo año, debemos plantearnos nuevas ideas, nuevos proyectos. Y qué mejor idea ahora, que pensar con seriedad en montar una pequeña empresa para darnos trabajo, para auto emplearnos con una pequeña inversión. Pero nada es fácil lo que nos obliga a estudiar con calma y tal vez ayuda exterior, como podemos iniciar una actividad emprendedora.
Una empresa se crea para ganar dinero. Esto es fundamental y hay que entenderlo y asumirlo desde el principio. Si no creemos que una empresa tiene que servir para ganar dinero, lo mejor es no intentarlo, pues entonces se perderá dinero y al final habrá que cerrar, lo que es mucho peor que no hacer nada. Es básico. Una empresa se abre para ganar dinero. Es la meta fundamental.
Y efectivamente, con arreglo al respeto máximo a todo tipo de leyes legales y morales.
Montar una empresa supone dedicarse a una actividad las 24 hora del día, al menos los primeros años. Hay que dedicarse a esta nueva actividad con denuedo y todas las energías. No se tratará ya, de trabajar 8 horas al día y olvidarse después. Cuando no se esté trabajando de forma presencial, habrá que ir pensando en cambios, modificaciones, nuevas gestiones comerciales o gerenciales.
Debemos dar un valor añadido a lo que pretendemos vender. Una empresa se dedica fundamentalmente a vender. Que tampoco se nos olvide. Efectivamente fabrica productos o servicios, pero nada sirve de nada si antes no sabemos vender lo que fabricamos. Se trata de saber vender el producto, el valor añadido del servicio. El cliente es lo más importante de la empresa, pues sin él no se puede hacer rentable una idea, un producto. Por ello hay que respetar a los clientes, conocer sus necesidades, valorar el producto y saber ponerle un precio competitivo, saber vender y nunca engañar.
Un negocio emprendedor está siempre cambiando, nosotros como gerentes debemos estar siempre aprendiendo y modificando hábitos erróneos y trato con la empresa y los clientes. Hay que aprender a detectar lo que es mejorable para ofrecer siempre lo mejor que seamos capaces al precio más competitivo.
Una empresa no está hecha para perder dinero. Si su servicio no se puede dar al precio que se puede pagar o deja de dar ese servicio o cambia la calidad del mismo. Muchas veces no somos capaces de encajar nuestro servicio, su calidad, el coste del mismo, el precio al que podemos ponerlo en el mercado con los potenciales clientes al que va dirigido. Hay que decidir si elegimos otro mercado que si pueda pagarlo o bajar el coste de producción. Pero nunca se puede dar un servicio o producto a pérdida real, pues nos condena a tener que cerrar para nada.