Este 2011 que acaba nos ha dejado muchos nuevos caminos abiertos mientras algunos se nos cerraban. La Primavera Árabe es una de las grandes esperanzas para un nuevo 2012 que espera servir para lograr un mundo mejor. Todavía queda mucho que discutir en algunos países del Norte de África para poder hablar de éxito o fracaso, pero mientras tanto seguiremos disfrutando de algunas esperanzas y sin duda también de serios temores de que el camino abierto no termine en una acritud generalizada. Siria, Libia y Egipto siguen siendo ejemplos de pena y tristeza de una primavera árabe que todavía no ha llegado a florecer.