El 23 de enero de 2012, dentro de 4 días, entramos de lleno en el Año del Dragón chino. Mucho ojo, pues es un animal de buena suerte en la filosofía china, lo que puede ser muy bueno para los chinos y muy malo para el resto, así que mi consejo es que nos vayamos haciendo todos chinos a la velocidad del rayo, para disfrutar de la buen suerte y para que podamos decir que fuimos de los primeros.
También es un signo de tolerancia, de comprensión de nobleza, de sabios y creativos momentos, lo que nos ayuda a ser optimistas. Es un signo de éxito y triunfo, de trabajo y de buenas predicciones. Pero también de impaciencia.
En Aragón y Cataluña lo tenemos crudo, ¡jope pedrín!, nosotros que tenemos como Noble a San Jorge que le mete una lanza por la boca al dragón; igual este año el bicho se nos venga definitivamente y nos hace la puñeta. Creo que toca pedirle perdón al dragón con cola larga y decirle que todo fue una confusión, que San Jorge era muy suyo y le entraban unos prontos de aúpa.
Hay dragones de aire, de tierra y de agua. Esto complica la situación. Creo que el de esta año 2012 es un Dragón de agua, algo que ya no se repetirá hasta el año 2072, que mucho me temo yo, me parece que no me hará efecto para entonces.
Para más lío mental, los dragones siempre han indicado un cambio de tendencia, de ciclo, de orden. Un volver a empezar. ¿Esto sirve para todos o solo para los chinos?
Será un año bueno para la rata, el tigre, el conejo, el gallo y el mono. En cambio se jorobarán un tanto los bueyes y los perros. En fin, estaré pendiente el día 23 de enero en disfrazarme de dragón rojo, para congraciarme con los chinos. Que nunca se sabe en donde vamos a terminar.