No es mucho el sentido actual del Consejo de Seguridad de la ONU, capaz de vetar resoluciones como la que hoy iba contra el gobierno de Siria, tras los más de 200 muertos en un bombardeo sin sentido a las poblaciones civiles por parte de Bashar Asad en lo que ya parece una guerra civil desigual pero imparable.
No solo ha sido Rusia sino también China, quienes han vetado que exista una posibilidad de acuerdo para sancionar en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que convierte una vez más en papel mojado este tipo de organismo, incapaz de ponerse de acuerdo sobre algo tan grave, apelando siempre a los propios intereses particulares de algún país con derecho a veto para impedir acuerdos.
En la ciudad de Homs se habla ya de 200 muertos en un ataque hacia el barrio Karam Chemchem —habitado por una mayoría alauí, la minoría a la que pertenece la familia de Asad— en la ciudad que parece ser el bastión de las fuerzas rebeldes que desean derrocar al presidente Bashar Asad. Sin duda esta zona árabe va a vivir unas próximas semanas muy complejas, por la falta de encuentros entre la partes y la falta de acuerdos, buscados o sin buscar, entre los países que dominan el mundo. Pero mientras tanto serán como siempre los civiles los que pagarán con su vida las torpezas de los dirigentes sátrapas.
Homs es una ciudad de unos 700.000 habitantes, con refinerías importantes lo que la convierte en objetivo singular para todas las fuerzas que deseen dominar Siria. Y se encuentra a orillas del río Orontes, cerca del Mediterráneo y entre Chipre, Turquía y Líbano.