Vamos dejando como humanos, restos de nuestro paso por este mundo que vamos manipulando a nuestro antojo. Un ejemplo es la ciudad de Pripyat. Construida en 1970 por los científicos y trabajadores de la central nuclear de Chernobyl, la ciudad de Pripyat, ubicada a menos de 3 km del reactor, fue habitada en su momento por casi 50.000 residentes y era una ciudad llena de vida hasta que el 26 de abril de 1983 el terrible accidente nuclear la dejó abandonada. Era una ciudad joven, con una media de edad de sus habitantes de unos 26 años y en donde cada año nacían unos mil niños, lo que muestra su gran vitalidad.
Las autoridades rusas ordenaron 36 horas después de accidente y a todos los residentes, que se produjera la evacuación total de la ciudad dejando todo en sus casas tal y como estuviera, pues la urgencia para escapar de aquel infierno era total tras la explosión.
La ciudad de Pripyat es ahora un cementerio urbano de la era soviética tardía, dispone de muchos edificios de apartamentos y tiendas o edificios públicos dentro de los cuales se encuentran abandonadas fotografías, juguetes de niños, ropa, objetos personales, etc. También hay restaurantes, plazas de juego, hospitales, escuelas, parques y gimnasios que también fueron abandonados. Debido al inexistente mantenimiento de las construcciones, dentro de ellas el moho, los hongos e incluso plantas han crecido gracias a la humedad producida al derretirse la nieve de invierno.