Es importante estudiar la correlación entre dos variables tan importantes —crecimiento y desigualdad— y comprobar si su relación es meramente inexistente, espuria o determinante, sobre todo porque en poco tiempo hemos asistido a un cambio de paradigma que los estudios poco a poco están corroborando como válido, la desigualdad sí afecta, y ahora negativamente, al crecimiento. Aunque las relaciones directas pueden ser difíciles de establecer. Autores como Barro han destacado que la relación no es lineal, y debemos tener en cuenta que un estudio histórico o estructural puede llevar a engaño, pues los condicionantes y las fuerzas del crecimiento no han sido las mismas en todo el periodo.
Los primeros estudios pueden atribuirse a Kuznets, que teorizó sobre el efecto en "U invertida". Esto es, que en las primeras etapas del crecimiento aumenta la desigualdad (puesto que la primeras fases no afectan por igual a todos los estratos, el cambio sectorial hacia una economía más industrial se hace lentamente) y más adelante un mayor crecimiento acaba repercutiendo una menor desigualdad (siempre y cuando los países no entren en una trampa de la desigualdad). China, por ejemplo, estaría en el primer caso, como así nos muestra el continuado incremento de su desigualdad.
Claro que cuando hablamos de desigualdad en términos generales, mundiales, tenemos que diferenciar entre la que se genera en los propios países (within) y la que se genera entre los países (between). Es importante esta distinción porque la evolución es la opuesta. Mientras que hace un par de siglos los países eran igualmente pobres (y por tanto la desigualdad entre países era pequeña), la desigualdad existente dentro de los países eran mayor. Con el tiempo los países han visto reducir su desigualdad (sobre todo los países occidentales, si exceptuamos las ultima década, donde el 1% de los más ricos han doblado su cuota de renta agregada en países como EEUU, donde ya llega al 20%).
Lo que si que ha aumentado considerablemente a lo largo del tiempo es la desigualdad entre países, siendo la causa fundamental de la desigualdad mundial.
De nuevo, estas desigualdades pueden centrarse sobre todo en este avance desigual del mundo por la industrialización. Sería de esperar por tanto que poco a poco, conforme los emergentes emerjan, la desigualdad empiece a ser menos abultada entre países (si siguen la línea roja ven como al final parece tender a caer).
La relación teórica no es simple, ni ha sido la misma siempre. En cierto modo tenemos que entender la desigualdad como el resultado de un crecimiento no homogéneo y, por tanto, es la fuente de este crecimiento la que puede aumentar o disminuir la desigualdad.
En la visión clásica, la desigualdad era positiva frente al crecimiento. Basado este en la acumulación de capital físico y la plena libertad de un empresario que necesita disponer del factor trabajo de la mejor forma posible (aunque eso significara que las diferencias entre ambos disminuyeran). Además de que las políticas que intenten buscar la equidad estarán afectando a la eficiencia (incentivos) y, por tanto, al propio crecimiento.
Pero a día de hoy, el crecimiento, al menos en parte de occidente, se basa sobre todo en la acumulación de otro tipo de capital: Humano y social. Y estos son particularmente sensibles a aspectos como las desigualdades económicas, las instituciones y la estabilidad económica, por lo que el efecto total de una mayor desigualdad acaba siendo negativo.
Es por tanto necesario un contexto institucional que permita la libertad necesaria para que un individuo pueda tener las mismas posibilidades potenciales que otro, y de un pequeño impulso social para que esas potencialidades se traduzcan en hechos. La educación y la sanidad públicas son las bases para que ningún estrato social pueda quedarse al margen. La estabilidad y el bienestar conforman un capital social que es caldo de cultivo para la inversión en capital humano.
En trabajos como “Inequality and Unsustainable Growth: Two Sides of the Same Coin?”, del FMI, remarcan la baja desigualdad como una de las variables estadísticas más significativas y robustas a la hora de explicar un largo y estable crecimiento económico. En “Inequality and Growth: Why Differential Fertility Matters”, se estalece un marco teórico y econométrico que utiliz ala acumulación de capital humano y la fertilidad para explicar como un aumento de la desigualdad puede generar descensos considerables del PIB. La misma OCDE, destaca en uno de sus últimos trabajos que los países debían centrarse en reducir la desigualdad creciente en las últimas décadas.
En las conferencias del INET de hace unas semanas había un panel dedicado a la relación entre el estudio de la macroeconomía y la desigualdad donde, quizás Galbraith sea un buen ejemplo: Remarca el problema de no tener evidencia consistente ni datos a lo largo de una gran parte del tiempo, debido a no dedicar un mayor foco de atención a esta parte. Así como que la desigualdad tiene causas de origen macroeconómico, pero también comercial, y derivado de la geografía económica que motivan patrones globales, y no solo nacionales en la variación de la desigualdad, en donde los efectos financieros pueden ser la “ultima causa” de su repentino ascenso. En la conferencia de Kumhof, observa el hecho de que una mayor desigualdad hace que los trabajadores acaben pidiendo más prestamos para compensar su menor renta, lo cual hace que aumente la entrada de capitales en el país (o baje la salida) y, eventualmente, que acaben cayendo las exportaciones, además de aumentar la probabilidad de que el sistema entre en una crisis profunda, lo estamos viviendo, cuando una gran parte de la población se ve privada de estos prestamos y deja de consumir.
Por ultimo, quiero destacar un ultimo apunte necesario: No debemos confundir desigualdad con pobreza. Procesos de aumento de la desigualdad pueden llevar aparejados un aumento del nivel de vida generalizado, y una disminución de la pobreza, al menos en términos absolutos.
Autores como Richard Wilkinson lo tienen claro, el crecimiento económico ha ayudado a potenciar y mejorar nuestra salud, felicidad y bienestar, pero el efecto es cada vez menor. Nuestra atención para desarrollar una sociedad y una economía más saludable pasa por observar estos desequilibrios sociales más a menudo y darles una importancia mayor de la que ahora parece que tienen, pues el futuro económico, y el presente social, dependen de ellos.
-------------------------------------------
Fuentes:
Global inequality and global inequality extraction ratioSkilled Worker Mobility and Wage Inequality
Reducing income inequality while boosting economic growth: Can it be done?
Inequality and Growth: Why Differential Fertility Matters
Income Inequality? Is it really just poverty?
What difference does inequality make?