Me pregunto por qué ese empeño de Mariano Rajoy en hacernos callar a los que no pensamos como él, por qué esos deseos de que todos nos comportemos como su silencio, callando y otorgando o bajando la cabeza. Una cosa es que él no sepa qué decir, por sus continuos cambios y divergencias, pero debe entender que la democracia se sustenta sobre el derecho a discrepar, a recambiar ideas, a tolerarnos entre nosotros. Y la palabra es lo menos violento que existe en las discrepancias.
No es elegante que Rajoy pida en el Congreso al PSOE que se calle, pues nos lo está diciendo a todos los que sin ser socialistas de la rosa, también discrepamos de unas medidas que no admitimos como las únicas para salir de la actual situación.
Sabemos que no son las únicas y nos preocupa que se tomen estas y no otras. Lo siento Mariano, no nos callaremos, por responsabilidad más que nada. Y si usted prefiere seguir callado, haga lo que crea que debe hacer, pero le recomiendo que hable más, por el bien de sus ideas.En estos momentos críticos para la hisotira de este siglo en España, el silencio es lo menos que debemos emplear.