En breves
años toda la información y gran parte de la cultura que hoy se sustenta del
papel, acabará digital, es inevitable y hay que asumirlo para salir triunfador
del cambio. Los carboneros tampoco entendía bien su desaparición, ni los
fotograbadores o los serenos. No es pena lo necesario, es adaptación y pasos
siempre hacia delante.
Los
periódicos tienen un gran reto, pero todavía no están avanzando en su camino
particular por descubrir el futuro. No les salen la cuentas, hay que saber
mezclar la rentabilidad de un muy necesario producto con un aumento de la
calidad “nueva” llegando a más clientes.
La publicidad
debe utilizar más pero sobre todo mucho mejor el soporte digital. A la
publicidad le interesan los espectadores que se quedan quietos, los que le
dedican unos segundos al menos. Y debe pagar por ello con arreglo a los
beneficios que obtiene por el soporte.
Los medios
periódicos deben integrar como ya hacen, trabajos de siempre cada vez con más
opinión, sin abandonar la investigación calmada y seria, pero con aquellos
complementos que otros medios no pueden con tanta facilidad integrar en sus
sistemas de comunicación. Incluir blog interesantes en sus ofertas, firmas
reconocidas, temas más banales, historias “del otro lado”, vídeos y documentos,
textos e imágenes novedosas.
Quien acuda a
un periódico digital debe encontrar materiales diferentes a otros medios de
internet, distintos a los que ofrecen las televisiones, pero hay espacio para
ello. Volver a la literatura como documentos digitales descargables. A una
hemeroteca si no libre, sí a un precio lógico. Hay que mezclar publicidad con
abonados anuales a unas entradas para sus servicios completos por un precio
fácil buscando grandes bolsas de la sociedad y no el elitismo pensando que
ellos solos pueden cuadrar las cuentas.
En los medios
digitales, les cuesta lo mismo —a la empresa— que entren un millón de personas
todos los días a 20 céntimos de pago, que 100.000 visitas a dos euros. Pero la
publicidad no debe pagar lo mismo por un medio que tiene un millón o una décima
parte de esa cantidad, en visitas cada día.