Si los políticos no cumplen, entran los enemigos de la política
Cuando los partidos tradicionales, los defensores del bipartidismo, dejan de cumplir con su obligación ideológica de mantener sus ideas y defenderlas, van dejando espacios y sociedades cabreadas que buscan otras alternativas y que nunca llegan estas hasta los partidos minoritarios vencidos y rotos por los dos grandes bipartidistas, sino que caen en las garras de los extremos que ofrecen una política diferente, sin explicar bien en qué consiste. Crecen pues los fascismos a ambos lados de las ideologías democráticas y una vez que toman espacio lo emplean de palanca para ampliarlo a costa del bipartidismo, que por cierto, pocas veces se siente responsable de estos crecimientos.
Está sucediendo en Europa con la crisis política y social actual, y parecemos no valorar su importancia de cara al futuro, pensando tal vez que es un resfriado temporal en el sistema, más débil cada día y con peores capacidades para defenderse de atropellos diversos.
Las grandes ideologías no deben moverse de sus ideas ni adaptar sus soluciones a lo que creen se necesita, sino a sus propias maneras de entender las sociedades por ideología básica. Si los socialistas creen necesario convertirse en inútiles liberales o neoconservadores posibilistas o si por el contrario los conservadores creen que deben tocas las ideologías extremas para que no se escapen o caer en los brazos del neocapitalismo, dejan espacios pero sobre todo dejan sociedades cabreadas, que por abstención o por cambio de voto, dejan mucho más poder y posibilidades a los descontentos del sistema democrático.
¿Hay que aceptar pues los trapicheos de los asentados bipartidistas, para no caer en los crecimientos de otras ideologías?, no, la sociedad tiene derecho a elegir y a equivocarse en su elección, los que tienen la responsabilidad de que esto no se produzca son los dirigentes políticos que defienden su bipartidismo, como un cortijo propio que creen no perderán nunca.