Llegar a la jubilación es un momento crucial y crítico en la vida de todas las personas.Dejamos de trabajar, que nos ha llenado el tiempo de todos nuestros días vitales y hay que saber envejecer para asumir ese cambio, algo siempre complicado pues hay que saber cambiar de actividad vital, dejar el trabajo que siempre hemos tenido y asumir el desempleo, la jubilación, para el resto de nuestra vida y como algo inevitable. O lo asumimos como positivo o será un problema. No hay término medio.
Pero la jubilación es simplemente —y así deberíamos tomarlo— un cambio en el camino de la vida; no es una puerta que se cierra y te envía al vacío. Es salir de una habitación y entrar en otra nueva que tenemos que amueblar a nuestro gusto.
Para saber (poder) asumir esta nueva situación vital con garantías de felicidad y no de dolor, hay que tener en cuenta algunos consejos sencillos, de los que os dejamos aquí ocho que se podrían completar con los tuyos propios.
Hay que tener preparado antes de llegar a la jubilación, una actividad de recambio, pues estar sin hacer nada es el mayor error posible.
Hay que mantener en lo posible la cadencia de las semanas y los meses. Los fines de semana tienen que seguir siendo diferentes a los días laborables. Los meses de verano y vacaciones deben ser distintos a los normales.
Hay que intentar crecer en amigos, conocidos, ampliando nuestra relación con más personas.
Debemos dedicar parte de nuestra energía y capacidad en ayudar a los demás. Hay muchas maneras de sentirse bien, ayudando: desde entregar tu tiempo, tu experiencia, parte de tu dinero, etc.
Debes marcar muy bien desde el primer día qué tipo de relación con el tiempo y tu familia vas a tener a partir de ahora. Prohibido los abusos hacia los abuelos, que deben disponer de su tiempo para emplearlo como deseen. Incluso ayudando a sus hijos o nietos si así lo desean, pero no como una imposición, sino como una elección libre.
Debemos olvidarnos completamente de nuestra anterior profesión, o mejor dicho, de nuestra anterior empresa. Cuando se cierra una puerta es imposible estar en el nuevo lugar y a la vez en el anterior.
Hay que cuidar más la salud. La alimentación y los controles médicos. Lo importante es vivir con calidad de vida. El sexo es un componente importante pero no imprescindible en todos los casos.
Hay que ser feliz. Depende de nosotros, pero son las últimas escaleras y debemos ser capaces de subirlas con libertad y calidad. Nunca debemos estar parados. Un jubilado no es sinónimo de desempleado, sino de persona activa con arreglo a su edad. No todos los empleos tienen que ser remunerados ni de 40 horas semanales. Ser voluntario es una buena opción y se puede ser voluntario de muchas maneras distintas.