A principio
de este año se regularizó por ley una modificación de normas de cotización para
el trabajo doméstico, dando un plazo de seis meses para que las personas que
trabajan y las que contratan, se asignen voluntariamente al nuevo régimen de la
Seguridad Social.
Pero lo
cierto es que más de la mitad de los trabajadores legales en el servicio
doméstico siguen siendo autónomos y no se han acogido al nuevo sistema y sus
meses de cadencia. Y además sigue existiendo en este mundo laboral, escondido
mucho mercado negro, sin contratos de ningún tipo, sin responsabilidades, con
incluso auténticas mafias que dominan nichos laborales de atención a personas
enfermas o de edad avanzada.
Es cierto que
estas modificaciones legales buscan una recaudación mayor haciendo aflorar
presuntamente el mercado negro laboral, pero también un crecimiento en derechos
laborales de las personas que se tienen que dedicar a estos trabajos por
necesidad perentoria. Los beneficiarios de estas ilegalidades son los
contratantes y las mafias (organizadas) que controlan estos submundos
laborales.
Y si, insisto
en las mafias, pues esto me parecen ser, cuando desde agrupaciones organizadas se
presiona o asusta a persona que intentan acceder a trabajos de atención a
enfermos en algunos hospitales públicos, con servicios privados de apoyo que
controlan en precio y tipo de personas que acceden a estos trabajos con
controles muy exclusivos. Es tan sencillo de investigar como dedicarse a llamar a los teléfonos de los cartelitos anunciates y ponerse a pensar. E intentar poner tú mismo o misma otros cartelitos en las mismas zonas y esperar minutos u horas a que te los quiten e intentar dialogar con las personas que los retiran.
Quien
contrata no tiene ninguna garantía del servicio a obtener, apurado por una situación
personal de complicada atención hacia un familiar enfermo y muy querido. Lo
curioso es que esto es vox pópuli y no se toman medidas. En la misma forma que
se ve a muchas persona paseando ancianos con relación laboral y no familiar o
de amistad, y no hay inspecciones al respecto no forma sencilla de atajar este
problema que afecta otra vez más a ciertos trabajos a los que accede la parte
baja de la sociedad.