MANIFIESTO UNIDAD DE LA IZQUIERDA CONTRA LA CRISIS
En medio de la crisis más profunda del capitalismo, que
destruye Empleo y Derechos, cuyos efectos venimos sufriendo la gran mayoría de
ciudadanos, es preciso frenar a los poderes económicos y extender los Derechos
Humanos a toda la ciudadanía, con especial atención a los más vulnerables.
Manifestamos una profunda alarma ante las medidas que se
están aplicando frente a la crisis económica, que lejos de contribuir a su
superación bajo parámetros de igualdad y reparto más equitativo de la riqueza,
están provocando recortes de derechos sociales y laborales.
Pareciera que el objetivo oculto de la crisis es crear un
shock social que agarrote a la ciudadanía, un miedo que paralice, una sociedad
sumisa para acabar con las conquistas sociales del siglo XX y llevarnos al XIX.
Somos conscientes de que los grandes actores del Mercado
están saqueando las arcas públicas y llevándonos a la catástrofe. Desahucian a
quien no puede pagar la hipoteca de su casa, mientras rescatan a los que han
especulado con el dinero de todas y todos. Quieren hacernos creer que es
cuestionable el Estado de Bienestar, y que sin embargo el capitalismo debe
permanecer.
¿Hará falta una catástrofe sin paliativos para que haya
alguna acción política real que vaya más allá de los rescates a los
bancos? Con esa catástrofe acercándose, desmovilizados y desunidos,
pareciera que aún tenemos mucho que perder.
Hemos de unirnos para ofrecer razones en pro de esa
movilización, para darle un sentido, para dotarle de un por qué, para negarnos
a aceptar esta realidad como destino, como una penitencia inevitable. Mejor
contemplarla como un desafío que nos invita al cambio, a resistir, a
rebelarnos. El miedo no debe ser más fuerte que los Derechos Humanos, más
fuerte que el altruismo, ni más fuerte que la verdad.
Contra la división crónica de la izquierda y todo el
movimiento sindical, hace falta una izquierda social fuerte, más unida que
nunca. Es el tiempo de trenzar alianzas de lucha, destacando lo que nos une
frente a lo que nos separa. Frente al cataclismo tiene que haber un lugar para
la esperanza. Podemos salir de esta crisis, pero será con nuestras propias
fuerzas, con la pedagogía y la creatividad del esfuerzo compartido. Nada haremos
si permanecemos desunidos. Ese es el reto diferencial que debemos poner en
marcha.
Después vendrá un catálogo de alternativas irrenunciables
elaborado de manera colectiva, a favor de que la gente conserve sus derechos,
la sanidad, la educación, sus viviendas, el reparto del trabajo; de que
mantengamos las conquistas sociales que tanto esfuerzo costaron. Pero antes de
nada debemos propiciar esta honesta Convocatoria. Hay otra manera de vivir.