Ha sido rápida la solución entre el gobierno y los taxistas en España. Quiero creer que nada tiene que ver en la solución la rotura bestial de herramientas de trabajo de compañeros que no estaban por la labor de la huelga. Todos sabemos qué es la agrupación gremial de los taxistas españoles, algo parecido al sindicato de transporte en el Chile de Allende. Así que si de acojonar al gobierno se trata, nada de salir a la calle funcionarios o bomberos, sindicalistas o gentes de la izquierda. Si queremos éxito hay que sacar a los taxistas, que son lo que son, aunque haya excepciones lógicas como en todo colectivo amplio.
No sabemos bien qué pretendía el gobierno y menos qué han acordado para que se calmaran tan rápido (bueno si, que no tengan tanta competencia, je, je). Pero sería bueno saberlo para emplear las mismas armas en otros conflictos como los pilotos de aviones, los médicos cabreados o los desempleados de este santo país, que si logramos que no se nos mueran de hambre, igual un día se cabrean en seria y la arman. Yo de momento no cogeré un taxi. Más que nada para que no me den la brasa sobre los políticos y los ayuntamientos. Todos lo hacen fatal según los taxistas, debe ser un exceso de Cope en vena.