Tras Valencia, parece ser que Cataluña, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Canarias y Andalucía van a pedir rescate a España, que está en unas condiciones para rescatar, que producen pena y tristeza. Esto es un sin vivir para Mariano, que ya no sabe donde esconderse. —¡Si lo sé, no vengo!— se dice en silencio mirándose al espejo como le crecen las canas. Pero vino y las bacterias se han aliado para jodernos a todos, sumado a su nula capacidad para ser político maquiavélico. ¿A quien se le ocurre anunciar el rescate de Valencia, un viernes al mediodía, con la Bolsa abierta y la prima de riesgo en plena ebullición? Se espera unas pocas horas, se lo dice a los tiburones a las 19 horas, y nos hubiéramos salvado del susto de fin de semana.
Lo mejor es estar contentos por tener la prima en 612 puntos, pues Grecia lo tiene peor. Llegaremos a añorar esos 612 puntos en algún momento, a poco que sigamos tomando medidas que solo sirven para poner nerviosos a los inversores tiburones. Es que no tenemos ninguna capacidad de trasmitir tranquilidad, oiga, y así no se puede. El miedo, lo decíamos en otro blog hace más de 4 años, es la peor medicina para una crisis que entonces no veía ni Zapatero.
Realmente Zapatero sí que la veía y la sabía medir, pero pensó (como yo) que había que tranquilizar, que el miedo era jodido, y que tal vez con cuatro medidas mal realizadas saldríamos de esta. Luego los tiburones nos han demostrado que no, que estábamos muy jodidos y más que nos están poniendo ellos, que no confían en España ni para tomar el sol y que lo mejor es que nos vayamos acostumbrando a ser (casi) africanos otra vez. Europa nos pilla muy lejos y no nos quieren en la misma medida que EEUU no quiere a nadie por debajo de Texas. Contra eso no hay Mariano que se resista.