No sé donde estoy, si sigo en España o sin darme cuenta me he cambiado a un país sin agallas, sin gobierno propio, pendiente de aplaudirse desde la mentira, del engaño. No sé si tomarme las pastillas de todos los días o me estoy pasando con los sueños y es todo un invento de mi cabeza atontada.
Llegamos a ser más que Italia y a punto de adelantar a Francia. Hoy somos menos que Marruecos, al que le dejan mandar en su economía y a nosotros no.
Es como si desde hoy el vecino del tercero fuera el que nos dijera en casa qué debemos comprar, cuanta propina damos a los niños y a qué hora ponemos la calefacción. Y cuando se lo estuviéramos contando a la familia, ellos se levantaran de sus asientos y me aplaudieran muy contentos. Lo dicho, debo dejar las pastillas.
Hoy he estado con cuatro funcionarios (yo nunca lo he sido) y estaban de lo más agrios. Uno me decía que en diciembre desde El Corte Inglés llamarán a Mariano pidiendo por favor que les pague la extra de Navidad a los millones de funcionarios. Abogaba por no consumir nada. Luego nos hemos ido todos a una terraza de verano y estaba llena, no hemos podido pillar mesa, mecachis las circunstancias.
El otro decía que la culpa es de todos los políticos, y lo curioso es que me miraba como si yo fuera Mariano y me ha entrado miedo, y eso que ya tengo experiencia en dar pagas de Navidad y en tenerlas que atrasar cuando me vinieron muy malas en la empresa. Pero un funcionario es mucho cuando estácabreado.
La cosa, eso que algunos llaman país, estájodida, es cierto. Pero no hay responsables que asuman al menos que se han equivocado. En la empresa privada cuando alguien se equivoca del todo al menos recibe una buena bronca o si es gordo un despido sin color. Pero entre los que gobiernan o gestionan lo de todos, no se estila pedirles responsabilidades no se vayan a poner más tristes. Hay jueces para los graves casos de famosos que se insultan sobre el sexo, pero no los hay (de momento al menos) para los que no se enteraban de nada excepto de su alto sueldo y de su coche guapo.
La gente de la calle está muy cabreado contra los políticos y eso es jodido pues no hay recambio. En España todavía no ha salido un político con agallas que sea capaz de demostrarnos que es capaz. Como salga, miedo me da, pues podría ser de un color ambiguo y eso da mucho respeto histórico.