No hay duda de que el alcohol consumido sin control puede ser la puerta de entrada a otras adicciones y hay que trabajar para atajar las consecuencias derivadas del exceso de su consumo sin violar la libertad individual. Como es bien conocido que cada vez se consume alcohol a edades más jóvenes y que en los últimos años, al igual que con el tabaco, el consumo de alcohol ha subido peligrosamente entre las mujeres.
Esta fue una de las principales conclusiones de la jornada 'El alcohol ante la Ley: agravante, atenuante o eximente', organizada por la Asociación de Autoayuda e Información de la Dependencia Alcohólica ARCA. La mesa contó con ponentes como el juez de Menores, Emilio Calatayud; el catedrático de Farmacología, Juan Gibert, y el abogado Manuel Hortas.
El Juez Calatayud puso de manifiesto su preocupación ante el «importante» incremento del número de delitos cometidos por niñas bajo la influencia de las drogas, registrado en los últimos años. El magistrado afirmó que «es un problema muy serio» ya que las cifras se acercan ya a la de los delitos protagonizados por varones menores de 18 años, hasta el punto que casi se igualan con una proporción del 55% de infracciones cometidas por niños por un 45% de las niñas. Calatayud lamenta que «la OMS defina que el alcohol es una droga, pero aquí todo vale». El juez criticó que se haya sido tan duro con los fumadores y sin embargo con la bebida alcohólica se sea más permisivo. «Tú no puedes fumar y un menor sí puede beber alcohol», criticó para sentenciar que «un menor no debe beber», lamentando la «hipocresía de la sociedad» en este asunto y pidiendo el fin de los botellódromos.
Por su parte, el doctor Juan Gibert, especialista en neurociencia, hizo una exposición sobre cómo afecta el consumo de alcohol al cerebro a corto y largo plazo y explicó cómo el consumo prolongado va literalmente encogiendo la materia gris del cerebro hasta ir incapacitando de forma progresiva al enfermo. Recordó además que la demencia alcohólica es ya «la segunda causa de demencia en adultos».
El abogado Manuel Hortas explicó las dificultades de establecer un marco legal que facilite la reducción del alcoholismo, ya que «el consumo es un acto de libertad». Si el derecho respeta esa libertad no ocurre así cuando alguien comete un delito bajo los efectos del alcohol porque se considera que esa persona no actuaba bajo su total responsabilidad. «En el ámbito penal el alcohol es un atenuante, pero se aplica raramente por lo que el alcohólico puede entrar en prisión más fácilmente».