Ayer 2.850.000
de españoles vieron a Rosa Díez líder de UPyD en el programa de Salvados de La
Sexta, defender sus ideas, su programa básico, sus planteamientos contra la
crisis, los banqueros, el resto de partidos políticos, el actual sistema de
financiación y clientelismo político.
Da igual el uso que se puede hacer de su ideología, para dulcificarla, volverla populista y contundente. Llega lo que UPyD quiere, a casi 3 millones de españoles que escuchan. Modulan su discurso como si en un mitin se tratara, pero con una escenografía que no lo parece lo que le otorga una credibilidad inmensa. Saben emplear el medio y lo consiguen.
Nunca UPyD podrán
reunir a tantas personas juntas en un mitin, nunca hasta ahora habían podido
trasmitir sus ideas a tantas personas a la vez. Y nunca tan barato. Es decir,
sin duda, la capacidad de la televisión para seducir o destrozar es
inmensamente proporcional al número de personas que mirar y escuchan desde su
casa.
Pero
curiosamente los partidos políticos siguen anclados en sistemas de comunicación
diseñados para el anterior siglo. Excepto los que saben y pueden elegir, o los obligados
por que no tienen otros mecanismos económicos para intentar caer en los viejos errores.
Cuando salen
los líderes viejos del PSOE o del PP, curiosamente nos acordamos más de sus
errores —que los cometen absurdamente para ser profesionales de la política de
primer nivel—, que de sus aciertos. Fallan las credibilidades, las personas
nuevas, las ideas diferentes. Unos ganas y otros pierden en los sondeos.