La balanza de pagos del Estado nos informa de la entrada y salida de capitales, tanto por la via corriente, la contabilidad de nuestras exportaciones netas (operaciones reales), como la financiera, que hace el recuento monetario.
De forma simple vemos que la balanza de pagos iguala (o tiende a hacerlo) ambas cuentas. Si mi país ha exportado dos máquinas por valor de cien euros cada una, se anota en la cuenta corriente una salida de 200 euros (en bienes), y en la cuenta financiera una entrada de 200 euros (que nos habrá pagado el país que haya comprado las máquinas).
Nuestro problema de endeudamiento (privado y público) solo puede superarse exportando netamente, es decir, haciendo que nuestra cuenta corriente (azul) sea positiva y la financiera (roja) negativa.
En este gráfico podemos ver la evolución media móvil de ambas cuentas.
Desde el comienzo de la crisis es lo que estamos intentando, pero el país lo hace muy lentamente. Hasta que no se reviertan ambas líneas no podemos empezar la segunda fase de la crisis (sí, aun estamos en la primera). Todo el desapalancamiento privado sigue estando, y seguirá en los próximos meses, supeditado a que nuestro sector público siga corriendo déficits.
Hay dos problemas a destacar.
Primero: que seguimos sin un cambio de nuestro modelo productivo y que, por tanto, cuando comencemos a crecer nuestra tendencia a importar (productos que no se producen aquí) pueden echar al traste este proceso.
Segundo: que los desajustes entre ambas variables siguen aumentando. Como he dicho, ambas cuentas deben tener el mismo valor (son como las dos caras de una misma moneda), y sin embargo los errores (la diferencia entre ambos valores) siguen aumentando.
Esto quiere decir que, o bien nuestro ajuste es menor de que se está registrando o que nuestro endeudamiento debería ser menor de lo que es. Quizás sea un poco de ambas.
Si se mantiene esta tendencia (la más positiva de ambas posibilidades) empezaríamos a exportar netamente en poco más de un año. Demasiado tiempo.
Miguel Puente Ajovín - Caótica Economía