No es nada fácil educar la voluntad nueva de los adolescentes, que entran en la vida con ganas de conquistar todo en pocos días. Entenderlos es fundamental, pero entenderlos no es aceptarlos en sus decisiones, sino aceptarlos en su momento vital, que es complejo para ellos y que superarán en meses. Lo importante es sobre todo que no deje marcar, decisiones complejas que les marquen para toda la vida. Asumir la adolescencia por parte de todo es fundamental y la decisión más complejo de los jóvenes hasta ese momento de sus vidas. Veamos algunos detalles de lo que podemos hacer los adultos que estamos junto a ellos, para ayudarles a superar este periodo tan importante y en donde el autocontrol es fundamental.
Tenemos que ser un ejemplo para ellos. Si ellos ven que nosotros sabemos auto controlarnos en nuestras iras y que eso tiene consecuencias positivas para la vida, aprenderás a l positivismo de saber controlarse en sus actos y palabras. Saber controlarse nos termina haciendo más felices.
Debemos convencerles del gran valor que tiene el esfuerzo personal en la vida de adulto. Realizar pequeños esfuerzos tiene una gran recompensa, sean en la vida habitual, en el trabajo, ayudando a otras personas, compartiendo vida familiar.
Hay que confiar en los adolescentes y en sus propias capacidades para lograr lo que se propongan. Es posible que se equivoquen, pero eso es maravilloso pues les sirve para aprender más y mejor. Pero es fundamental creer en ellos y sus capacidades y no pedirles muchas responsabilidades ante los errores que serán más fáciles que en los adultos, pues les falta experiencia.
Debemos alentar su autonomía y su nueva responsabilidad adulta y no obligándoles a hacer las cosas nosotros queremos que las hagan. Los adolescentes deben hacen un esfuerzo por su propia motivación interna para que sean más perseverantes a la hora de alcanzar sus propias metas. Deben asumir que el trabajo, el estudio o las tareas de casa, son no solo imprescindibles para ellos mismos, sino también, para que la propia sociedad funcione bien. Todos necesitamos su trabajo, su esfuerzo. Lo importante para los adultos que convivimos con los adolescentes, no es lograr que aprueben un examen, sino que se lo tomen con seriedad y pongan mucho de su parte para aprender y aprobar.
No deben tomar decisiones precipitadas y rápidas, algo que es muy habitual en estos periodos vitales. Hay que intentar que reflexionen más, que recapaciten en los pros y contras y tras su propio análisis y ayudados por nosotros, dejarles que intenten alcanzar la meta propuesta. Es muy bueno enseñarles estrategias como dividir la tarea en pequeñas partes, poner por escrito los objetivos de su decisión sobre todo su esta requiera mucho esfuerzo y no dedicar su atención en muchos a la vez. Deben ser conscientes de que su palabra, su decisión, tendrá consecuencias, bien positivas, bien negativas. Pero que hay que cumplir con los deseos y los objetivos que nos llevan hacia las metas propuestas.
Evitar la indecisión propia, es muy importante en estos periodos vitales que aprendan a que en la vida hay que tomar decisiones y ha veces es tan importante la rapidez como el análisis, lo que nos lleva a ser rápidos en los dos factores: que hay que decidir y que antes hay que analizar. Hay que comprometerse y mantener la palabra dada ante los demás.
Aclarar que la decisión de hacer algo también necesita motivos claros, razones, metas fáciles de alcanzar pero que contienen un premio, ideas grandes y nobles por las que valga la pena esforzarse. Todo sacrificio es pequeño cuando se busca una gran meta, y por ello hay que sacrificarse algo, pues depende de nuestra propia voluntad el que lo alcancemos o no.
Debemos enseñarles antes de la adolescencia las técnicas para realizar planes de acción ante la vida. Enseñarles la importancia de diseñar los cuando, como, por qué, donde, hacia quien, cuanto, hasta donde. Si antes les hemos enseñado a ser exigentes consigo mismo, maravilloso. En la adolescencia es muy complicado enseñarles lo que todavía nunca han aprendido.
Los adolescentes adoran la libertad, es su primera meta. Antes que la de ser adultos. Libertad para empelarla, para encontrar lo que les motiva, qué deben hacer con su vida, con la relación que deben mantener con quien les rodea. No debemos entrar en “su” libertad, pero mantener y exigir el respeto hacia la nuestra.
No es fácil enseñarles que a veces hay que buscar a alguien que nos ayude o aconseje y que a ser posible debería ser adulto por su experiencia, para los tiempos complicados y los problemas inevitables. No deben ver ellos esto como una intromisión en su forma de encarar la vida, pero además hay que tener mucho cuidado en manos de quien caen, pues su inexperiencia les hace muy fáciles de ser abusados por adultos que buscan debilidades para aprovecharlas.
Esta decálogo está basado en ideas aportadas por el Profesor Bernabé Tierno, adaptadas con arreglo a mi propia experiencia personal como padre de adolescentes.
Esta decálogo está basado en ideas aportadas por el Profesor Bernabé Tierno, adaptadas con arreglo a mi propia experiencia personal como padre de adolescentes.