Vamos a realizar un ejercicio de relajación muy sencillo pero a la vez muy eficaz. Vamos a intentar permanecer dos minutos en silencio, totalmente quietos. Es posible que el primer día no lo consigamos hacer bien, no importa, en pocos días conseguiremos dominar nuestro silencio e incluso escucharlo.
Nos vamos a tumbar sobre un sofá o en la cama, en principio sin que tengamos en la habitación ningún sonido que nos pueda distraer. Con las semanas de ejercicio, lograremos relajarnos y abstraernos de cualquier ruido que exista a nuestro alrededor.
Tumbados, cerraremos los ojos y nos relajaremos de cuerpo, no debemos tener tensiones, no se debe notar ningún parte del cuerpo, no deben pesarnos ni estar en tensión.
Para ella los primeros días deberemos hacer lo contrario a lo que pretendemos. Fijaremos nuestra atención a una sola parte determinada del cuerpo e intentaremos notarla, sentirla: los pies, las rodillas, las caderas, las manos, los codos, las barbilla, la frente, el estómago.
En la medida en que notemos el cuerpo por partes, estaremos relajando el resto del cuerpo y poco a poco nos acostumbraremos a dominar las sensaciones corporales, a sentir solo en aquellas zonas en donde queramos sentir.
Dirijamos nuestra atención a una parte del cuerpo, con los ojos cerrados, contemos hasta 10 mentalmente y cambiemos de parte del cuerpo sobre la que prestamos atención.
Cuando relajamos nuestro cuerpo, relajamos al mismo tiempo nuestros procesos mentales y nuestra respiración, porque todo nuestro sistema nervioso descansa y van almacenando la sensación de tensión solo sobre las partes de nuestro cuerpo físico que deseamos sentir.
No debes sentir estímulos externos, nada de música de momento, nada de ruidos, de molestias, de olores extraños. Solo tú y tu cuerpo, relajando a la vez que notándolo como dominas qué zonas quieres sentir.
Repítelo dos veces al día durante un par de semanas y verás sus efectos y como vas aprendiendo a controlar las partes del cuerpo.