Ahora el papa Benedicto XVII, que habla en nombre de Dios a través del Espíritu Santo —¿qué lío!—, nos dice que en Belén no había ni buey ni mulo, y además la estrella famosa que llevó a los pastores era simplemente una supernova que se repite de vez en cuando en estos tiempos.
Incluso el Papa se llega a preguntar algo tan complejo como: “¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen?”
Y efectivamente se responde que si. Sin duda. Que en realidad la Virgen hizo un voto de castidad y que si se casó con el bueno de José era para que la protegiera. Jodo. Aunque se contradice luego diciendo que no es así, sin explicar bien qué era pues lo que hizo casándose con José siendo que ella se mantenía virgen hasta el parto de Jesús, es decir que nunca había hecho el amor con el santo carpintero, y que Jesús si que nació pero concebido por Dios.
Sin duda José era un santo, casi el único santo. Pero puñetas, que una bendita mujer se tuviera que juntar a un carpintero para que la protegiera es de premio, no sé, es tanto como asumir que necesitaban protegerse del resto de varones, que al saberla soltera la pudieran maltratar.
Me trago que no tuviera Jesús un buey o una mula para darle calor junto a su cuna, aunque me estáis jodiendo el Belén de toda la vida, pero un consejo pequeño. Algunas cosas es mejor no intentar explicarlas por los que no saben adaptarse a los nuevos tiempos, pues lo lían mucho más y crean tanta confusión que la fe se cae a trozos. El Belén queda muy bonito con los animalicos mirando de soslayo, así que no me cambies la norma que me preocupa y me pongo a pensar.