Ahora que el valor del matrimonio como elemento vital importante para el mantenimiento de la sociedad, está en declive, se nos dice que el tener un matrimonio exitoso, buenos amigos y un perrito pequeño pueden ser las tres claves para conseguir una vida larga y además feliz, lo que nos obliga a ponernos a pensar con calma todo lo que hacemos por rodearnos de felicidad artificial.
Se insiste en algo que muchos ya sabíamos, que las relaciones personales son mucho más importantes para alcanzar la felicidad que el lugar en el que hayas nacido, tu riqueza o tu clase social. Tener una familia feliz, una relación agradable y que sirva para acompañarnos durante toda la vida, ayudando y sintiéndonos que nos ayudan, es fundamental para la salud física y mental.
Incluso se asegura que los hombres con unas relaciones personales plenas disfrutan de una mayor longevidad. Hay estudios señalando que los matrimonios traen mucha más satisfacción después los 70 años y que nuestro estado de salud a los 80 años depende más de los hábitos que hemos llevado antes de cumplir los 50 que de la genética. Como es lógico, los matrimonios sirven si son felices, si son tranquilos, si son aceptados con felicidad. En los casos en los que una unión de pareja es problemática, lo que hay que hacer es separarse, por la propia salud mental de ambas personas.
Nunca es tarde para encontrar la felicidad. «Tener una buena familia es muy importante, pero se sorprenderían si vieran la cantidad de personas de entre 70 y 90 años que encuentran el amor», y se nos hace una última recomendación: «Si quieres ser feliz, y no tienes un bebé de seis meses, como padre o como abuelo, para intercambiar sonrisas y futuro, hazte con un cachorrito de perro».