“Saber bien lo que es éticamente correcto para uno mismo es fundamental; lo que está uno dispuesto a hacer o no hacer; pues mejora la vida, contribuye al bienestar psicológico, aligera mucho la carga existencial” Marie-France Hirigoyen (psiquiatra especialista en acoso moral y psicológico)
La frase de esta escritora y doctora en psiquiatría viene muy bien como entrada a la ética que cada uno debemos tener fijada de antemano, antes de salir a la calle, en busca de nuestra vida propia. Todos tenemos medidas o espacios que no deseamos traspasar nunca; todos tenemos ética pero reconocemos que hay diversas varas de medir la ética, la legalidad, el buen hacer, la implicación, el “hasta aquí estoy dispuesto a llegar”.
Debemos ser intransigentes con el respeto a nuestra propia decisión. Nunca debemos saltarnos los que con anterioridad nosotros mismos nos hemos puesto como freno, como lugar más alejado, como frontera que no debemos cruzar. Nos debemos prohibir los acosos externos, pues siempre los realizamos contra los más débiles. Cuando acosamos lo hacemos contra quien creemos que podemos ganar, convirtiéndonos en cobardes.
Debemos ser intransigentes con el respeto a nuestra propia decisión. Nunca debemos saltarnos los que con anterioridad nosotros mismos nos hemos puesto como freno, como lugar más alejado, como frontera que no debemos cruzar. Nos debemos prohibir los acosos externos, pues siempre los realizamos contra los más débiles. Cuando acosamos lo hacemos contra quien creemos que podemos ganar, convirtiéndonos en cobardes.
Nuestra obligación es sentirnos bien siempre, intentarlo al menos. Y nada intranquiliza más que convivir con diversos saltos en el vacío, con errores éticos, con indisposiciones morales muchas veces auspiciadas por otros que nos manipulan.
Si tenemos que ser débiles, que nadie se entere, que nadie nos vea y que no afecte a nadie nuestra debilidad. Ser acosadores de cualquier tipo es ser muy débil.