Cuando Tony Leblanc decidió salir en un programa de televisión de máxima audiencia en un sábado, a comerse en directo una manzana mientras la pelaba y lo iba explicando con total naturalidad, no podía imaginar que algunas décadas después no solo no produciría humor aquella escena sino que la convertirían en habitual algunos colaboradores en directo de una televisión ¿moderna?
Cuando hacía de gangoso, de tonto muy listo o de jeta, sabía que estaba creando un personaje muy español pero a su vez muy exportable. Era Tony Leblanc el humor natural y humano, el amigo que llegaba a casa para hacerte reír, el primer monologuista, el tipo que se hacía amigo de las estrellas sin serlo. Hoy se ha ido en busca de algún Torrente tonto de la ley, para enseñarle a pelar manzanas en directo mientras se ríe de todos.