Ayer escuché entre amigos y otra vez, la palabra “pernil” refiriéndose al jamón entero curado del cerdo. Hacía años —yo creo—, que no la escuchaba, aunque recuerdo que en mis años mozos era palabra muy empleada en mi mundo. No se decía jamón cuando nos referíamos a la pieza entera, y se decía siempre pernil. El jamón era a filetitos, el pernil con hueso y entero. Como era pobre siempre hablábamos del hueso del pernil, de la canilla.
Pernil viene de pierna. Los jamones delanteros no eran nunca perniles, si acaso paletillas, que suena a mucho menos.
Pero lo curioso y que ahora he recordado, a las perneras de un pantalón también se les llama pero menos, perniles. Queda más fino llamarlas como: perneras.
Pero lo curioso y que ahora he recordado, a las perneras de un pantalón también se les llama pero menos, perniles. Queda más fino llamarlas como: perneras.
En España a los jamones siempre los hemos llamado perniles hasta que en el siglo XVI entraron los franceses a hablar cerca de nosotros y nos empezaron a meter sus palabras y productos. Entró el “jambón” a querernos quitar los perniles y casi lo consigue. En España a las piernas se les llama perniles aunque nos refiramos a las del cerdo, curadas a la sal. Y en aragonés y catalán al jamón se le llama pernil todavía, pues aunque los franceses son vecinos y tal vez por eso mismo, no hemos querido tomar su jamón, cuando hablamos de la pieza entera.