En todas las empresas se necesitan personas que sepan trabajar a diferentes velocidades. Que su movilidad sea también de ritmo, de velocidad, de implicación, pero sin que se vea afectada su calidad final del servicio.
No, no es complicado esto, simplemente los jefes de producción de la empresa deben saber exigir y enseñar estos procedimientos de producción, a la vez mimar y no abusar de ellos. Y tener en los equipos de trabajo, personas capaces a estos movimientos muy necesarios en todas las empresa. Pero no todos los componentes del equipo deben tener este componente añadido de calidad y cantidad de trabajo. Hay que saber elegir quien puede realizar este cometido, para ser la "liebre" en momentos puntuales.
No es sencillo, no todas las personas valen, los que tienen varias velocidades lo saben y exigen más, pero son muy necesarios. Y se les debe dar más en forma de sueldo, de formación, de relación o de sueldos no económicos. Cada persona es un mundo para ser motivados.
La producción en las empresas, en casi todos los sectores, no son una línea recta. En las cadenas de montaje es más habitual tener una velocidad fija, ya programada, pero en la mayoría de las empresas pequeñas y en las de servicios, la velocidad te la marca el cliente que puede llenarte de demandas o puede dejarte huecos vacíos. Es complejo ordenar la producción cuando esto sucede y para ello necesitas sobre todo a personas que sean capaces de tener diversas velocidades.
Las diversas velocidad se dividen según sectores o incluso según los momentos en: velocidades mentales y velocidad con los pies (o las manos o ambos). Ambas puntas de velocidad en el servicio o la producción son muy interesantes de tener, pero son diferentes. Incluso a veces necesitas una u otra.
Tener diversas velocidades no es apurar la velocidad larga en todas las ocasiones. Para que este servicio de los colaboradores en la empresas funcione bien, debe ser aprovechado SOLO cuando en realidad es necesario. Si el empresario o los mandos intermedios lo convierten en rutina, en lo habitual, se pierde la posibilidad, desaparece ese lujo.
Y los trabajadores nunca deben sentir que en la empresa abusan de su diferente ritmo. En cambio deben percibir y recibir el reconocimiento, cuando por su movimiento en velocidad se alcanzan unos objetivos complejos, unos resultados de servicio que satisfacen en un momento determinado al conjunto del equipo.
No, no es complicado esto, simplemente los jefes de producción de la empresa deben saber exigir y enseñar estos procedimientos de producción, a la vez mimar y no abusar de ellos. Y tener en los equipos de trabajo, personas capaces a estos movimientos muy necesarios en todas las empresa. Pero no todos los componentes del equipo deben tener este componente añadido de calidad y cantidad de trabajo. Hay que saber elegir quien puede realizar este cometido, para ser la "liebre" en momentos puntuales.
El respeto debe ser la pauta.
No es sencillo, no todas las personas valen, los que tienen varias velocidades lo saben y exigen más, pero son muy necesarios. Y se les debe dar más en forma de sueldo, de formación, de relación o de sueldos no económicos. Cada persona es un mundo para ser motivados.
La producción en las empresas, en casi todos los sectores, no son una línea recta. En las cadenas de montaje es más habitual tener una velocidad fija, ya programada, pero en la mayoría de las empresas pequeñas y en las de servicios, la velocidad te la marca el cliente que puede llenarte de demandas o puede dejarte huecos vacíos. Es complejo ordenar la producción cuando esto sucede y para ello necesitas sobre todo a personas que sean capaces de tener diversas velocidades.
Las diversas velocidad se dividen según sectores o incluso según los momentos en: velocidades mentales y velocidad con los pies (o las manos o ambos). Ambas puntas de velocidad en el servicio o la producción son muy interesantes de tener, pero son diferentes. Incluso a veces necesitas una u otra.
Mucho cuidado con entender esto bien y respetar su valor.
Tener diversas velocidades no es apurar la velocidad larga en todas las ocasiones. Para que este servicio de los colaboradores en la empresas funcione bien, debe ser aprovechado SOLO cuando en realidad es necesario. Si el empresario o los mandos intermedios lo convierten en rutina, en lo habitual, se pierde la posibilidad, desaparece ese lujo.
Y los trabajadores nunca deben sentir que en la empresa abusan de su diferente ritmo. En cambio deben percibir y recibir el reconocimiento, cuando por su movimiento en velocidad se alcanzan unos objetivos complejos, unos resultados de servicio que satisfacen en un momento determinado al conjunto del equipo.